domingo, 24 de enero de 2010

Patrón Oro, ¡vuelve, por mis niños!

De una forma sencilla, el patrón oro es un sistema financiero basado, básicamente, en unas reservas de oro que marcan la cantidad de dinero en circulación. En realidad se trata de que una riqueza tangible, física, respalde la moneda de un país. Al fin y al cabo, la moneda no deja de ser un concepto fiduciario, que por convenio se establece que un billete de cinco euros valga exactamente eso. Con este sistema, los desequilibrios coyunturales se corrigen de forma automática. Lo de elegir el oro es simplemente porque no se pude falsificar con facilidad, es divisible y sobre todo, es duradero.


La Primera Guerra Mundial fue el inicio del fin del patrón oro pero el golpe definitivo vino con la Gran Depresión. Por esas fechas Estados Unidos pasaba por una crisis económica que, si bien no era grave, motivó a la FED a darle a la máquina de los billetes, sin respaldo real de sus reservas de oro y bajar así los tipos de interés. Había nacido el intervencionismo, al menos la concepción moderna del mismo, y esta vez para quedarse. El caso es que había dinero para aburrir que fue a los mercados financieros y con un dinero casi regalado, los activos reales pasaron a convertirse en activos baratos. Por ello las bolsas subieron hasta límites desconocidos. Los expertos decían que era normal, que la Economía pasaba por un momento envidiable pero lamentablemente no era cierto. La burbuja financiera que se estaba creando era de dimensiones también desconocidas hasta entonces. En 1929, ya se sabe, a freir espárragos. Una leyenda urbana dice que el patriarca de los Kennedy (también se dice que fue otro), el día anterior al pinchazo de la burbuja, se estaba limpiando los zapatos con el limpiabotas habitual cuando éste le preguntó en qué valores invertir porque un amigo suyo se estaba forrando en la Bolsa y eso hizo que vendiera todas sus acciones inmediatamente librándose así de la ruina. Se dice que comentó: “cuando hasta un limpiabotas piensa en meterse en Bolsa, es que estamos todos locos y el mercado a punto de estallar”. Yo no me lo creo pero como ejemplo es bastante gráfico.

Lo anterior es asombrosamente parecido con lo ocurrido durante la década pasada. Próximamente pondré algunas entradas sobre burbujas históricas.

La actual crisis se habría evitado de no tener el sistema monetario monopolizado por los bancos centrales. Estos tienen la facultad de emitir la cantidad de moneda que les dé la gana y ello hace que decisiones políticas y de oportunidad decidan cuánto dinero se pone en circulación, independientemente de la riqueza real.

Así, durante la década pasada los tipos de interés fueron artificialmente bajos por decisión de la Fed (Greenspan) y del BCE (Duisemberg), con la aprobación del BoE (Banco de Inglaterra) y del BoJ (Banco Central japonés).

Con el estallido de la burbuja tecnológica (burbujas, siempre burbujas), en EE.UU. los tipos pasaron del 6,5% al 1% en treinta meses (diciembre 2000 a junio 2003). Esta medida se tomada por Greenspan, convencido por, entre otros, el actual Gobernador de la FED, Ben Bernanke sobre las bondades de crear una burbuja inmobiliaria para que las familias tuvieran sensación de riqueza. De ahí le viene el mote de “Helicóptero Bernanke” porque dijo en su momento: “esto se arregla sobrevolando Wall Street en helicóptero y soltar sobre él sacos y sacos de dólares”.

La forma de crear dicha burbuja fue anegar de liquidez al sistema, lo cual tuvo varios efectos. Uno aparentemente positivo, que es precisamente el buscado, como es el crecimiento que han tenido las economías mundiales en estos años pero como todo en la vida, nada funciona de manera estanca y los “daños colaterales” siempre están ahí para recordarnos que no hay atajos o, al menos, que todo tiene un coste.

Entre los daños colaterales está el irracional comportamiento de empresas y bancos ante los ríos de dinero que vagaban por los balances buscando algo que hacer con ellos. Los bancos empezaron a dar préstamos hipotecarios basados en que los activos inmobiliarios iban a subir sin cesar o, al menos, no caer, por lo que cada préstamo estaría sobrecolateralizado por la vivienda (la garantía valdría cada vez más que la deuda) y por ello daban hasta el 110%. Nunca hasta entonces había circulado tanto cochazo pagado a treinta años. El ejemplo típico era el Cayenne. Ahora hay cientos de segunda mano. Esto hacía que las viviendas siguieran subiendo al crearse una demanda inexistente anteriormente.

Mientras tanto, el gobierno Clinton, de nuevo interviniendo, obligó por ley a que todo el mundo tuviera derecho a tener vivienda aunque no la pudiera pagar y para ello utilizó las dos grandes agencias públicas que nunca debieron existir, hoy lógicamente quebradas, como son Freddie Mac y Fannie Mae, para que garantizaran las hipotecas concedidas a más que seguros morosos. Habían nacido las hipotecas subprime. Genial.

Otro efecto perverso de un panorama macro totalmente artificial y engañoso es que la diferencia entre los tipos a corto y largo hace que las empresas y bancos se hayan endeudado a corto (tipos bajos) para invertir a largo (tipos más altos). Es decir, que me endeudo a corto en los mercados financieros e invierto a largo concediendo hipotecas. El problema es que el vencimiento de las deudas a corto llega mucho antes que los principales prestados y obliga a renegociar, a endeudarse para pagar dichos vencimientos. Lo que se viene en denominar el roll over, o rolo, como se dice por aquí. En cuanto se ha cortado el crédito, ya se sabe, a los leones.

Pero la Banca, como la Policía, no es tonta y ya se había librado de parte del riesgo de sus balances empaquetando préstamos para titulizarlos, es decir, emitir deuda (títulos) con la garantía de los flujos generados por dichos préstamos, con lo cual el riesgo estaba repartido por todo el mundo. Esos activos perdieron gran parte de su valor y con ello el activo de los balances de las compañías que los habían adquirido pasaron a estar sobrevalorados y ya se sabe, si el activo es menor que las deudas= quiebra técnica.

Al mismo tiempo, los bancos empezaron a mosquearse con el aumento de la posibilidad de impagos y se crearon unas pólizas de seguro que cubrieran esto que se llamaron CDS (Crédit Default Swap).  Warren Buffet calificó hace unos años a esos instrumentos de "armas de destrucción masiva" pero no se le hizo caso.  Por cierto, grandes aseguradoras de bonos como AIG y otras “monoline” han quebrado, por supuesto. lo que implica que muchos bonos emitidos con garantía han perdido ésta y se han convertido en bonos  de una más que dudosa solvencia. Más problemas para los tenedores de los bonos. Ahora se llaman bonos tóxicos.  Estas aseguradoras siguen vivas porque las mantienen, igual que muchos bancos porque son “too big to fail”. La pena para algunos trabajadores de Lehman Brothers es que eso se decidió después de dejar caer a este banco.

El caso es que el sistema financiero estaba en el filo de la navaja ya que se había actuado de manera no ortodoxa debido a todo lo ya contado y lo peor es que pocos eran conscientes de la situación. El impago de las primeras hipotecas subprime encendió la mecha.

Todos sabíamos que la cosa estaba mal pero no éramos conscientes de la dimensión real del problema gracias, entre otros, a quienes por cierto han salido de rositas y que no son otros que las agencias de calificación. Standard & Poor’s, Moodys, Fitch IBCA.

Estas agencias se encargan de establecer el riesgo de impago de una entidad mediante lo que se conoce como rating. Para demostrar su buen hacer, AIG presumía de una calificación AAA, la de mayor solvencia cuando fue rebajada a AA+, es decir, un escalón menos por el incremento de sus provisiones pero nada preocupante, de hecho se dejó con perspectiva estable, es decir, que no se preveía futuras rebajas. Al poco tiempo suspendió pagos y quebró. Espectacular. Con Bearn Sterns y Lehman Brothers pasó algo parecido.

Ya voy llegando a lo que pretendía con el título.

Las autoridades financieras no hicieron sus deberes de supervisión, es más, fueron o colaboradores necesarios o incompetentes de dimensiones zapaterinas. Y no sería por falta de competencias y/o de poder porque si hay un mercado intervenido y regulado hasta la asfixia, ese es el mercado financiero.

Tanta regulación e intervención sólo han servido para desequilibrar de forma incontrolada un sistema financiero sin el cual nada es viable, por eso es tan importante que se vuelva al patrón oro, si se quiere algo más sofisticado que el que había pero que se autolimite por la riqueza real y que las burbujas sólo se puedan producir en bienes concretos que no dañen ni contaminen al resto de la economía.

Y que todavía haya idiotas que pregonen que todo es culpa del neoliberalismo, como si supieran lo que es, que la ausencia de regulación, que el capitalismo salvaje (el comunismo es bondadoso, claro) que si los yanquis. Sólo falta lo de Aznar y la guerra inmoral, ilegal ye ilegítima de Iraq Y lo peor es que los socialistas de todos los partidos que mencionaba en la anterior entrada, asienten con la cabeza como los perritos de los coches.

A ver si soy capaz de poner alguna imagen que haga más llevadero este ladrillo.

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Creo que sólo caben 330 caracteres. ¿Podría ser otra cifra?. No sé cómo ampliar la capacidad. Si algún día lo descubro, lo haré, lo prometo.