lunes, 13 de septiembre de 2010

Basilea III

En esta ciudad suiza se suelen reunir los gobernadores de los diferentes bancos centrales y establecen normas para garantizar la solvencia del sistema financiero.

Esta nueva batería de medidas se conoce como Basilea III. Evidentemente, hay dos "Basileas" previas.

Basilea I, en 1974, establecía el capital mínimo (capital y reservas) necesario en función de los riesgo asumidos. Este nuevo concepto se conoce como "capital regulatorio" y lo dividía en dos escalones (Tier I y Tier II) en función de la capacidad de soportar pérdidas. Era bastante sencillo.

Basilea II, en 2004, introducía el concepto de probabilidad de incumplimiento, es decir, no todo riesgo pondera igual. Dividía el conjunto de normas en tres grupos, como el cálculo del capital regulatorio, la supervisión del mismo y la transparencia.

¿Qué hay de nuevo ahora?. En el aspecto cuantitativo destaca el aumento de 2% al 7% del capital mínimo lo que les limitará a la hora de repartir dividendos. Para ello, da un plazo de ocho años (es decir, que hasta 2015, como pronto, no se empezarán a mover). Además, aumenta el Tier I, que incluye las participaciones preferentes (ese producto infame que colocaron con tanta prisa en los dos últimos años y que merece una entrada propia, a ver si me pongo a ello), del 4% al 6% y el Tier II (Tier I más otro capital y deuda de menos calidad) lo lleva hasta el 10,5%.

En el aspecto cualitativo, que es el que me preocupa dada mi natural aversión a los políticos y a lo público por extensión, lo más relevante es que se le da mayor poder a los bancos centrales y a los gobiernos. Esto significa que estamos peor que antes. Hay una relación directa entre intervencionismo y crisis, recesión o como se quiera llamar.

Es increíble que se haya instalado en la sociedad que la crisis actual es resultado de un neoliberalismo salvaje cuando el origen de todo es culpa exclusiva de la intervención pública y artificial en los tipos de interés y de las políticas que obligaban a la concesión de hipotecas a personas con alto riesgo de insolvencia, con lo que nos obligaban a todos a pagar sus deudas, como ocurre ahora. Esto último ha pasado en EE.UU. durante los noventa (gracias, Clinton) y provocó la quiebra de Fannie Mae y Freddie Mac, las dos entidades semipúblicas que quebraron tras la explosión subprime de 2007. Los bonos de estas joyitas han contaminado balances de bancos y aseguradoras sin que se hayan enterado los espabilados que dirigen y supervisan.

El sector financiero es el más regulado que existe y en Basilea III se incide en la supervisión, control y bla, bla, bla pero visto de lo que ha servido hasta ahora es como para echarse a temblar.

Es decir, hacer cambios para que nada cambie, al menos a mejor. Mientras no se hagan cambios estructurales, se sigan permitiendo hacer trampas en el solitario a través de valoraciones infladas de activos para evitar quiebras, no saldremos de ésta.

Para terminar, la prueba de que no afecta especialmente a la Banca, es que las bolsas han amanecido celebrando el prácticamente nulo efecto que tendrá en los bancos cuando se esperaba otra cosa.

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Creo que sólo caben 330 caracteres. ¿Podría ser otra cifra?. No sé cómo ampliar la capacidad. Si algún día lo descubro, lo haré, lo prometo.